EL MURMULLO DE LAS CUCARACHAS
Por paradójico que pueda parecer, salvar a estas cucarachas sería hacerles una faena muy gorda. Porque este no es un blog cualquiera, de los de te saco las tripas y se las doy de comer a los perros o te pongo un link entre los que escaparon a mi estilete. Qué va.
Otra idea a desterrar es que este sea un blog de sexo. Para nada. Estas cucarachas son unas puteras y unas degeneradas que, al más clásico estilo libertino, escriben sobre la tentación de descender a los infiernos, sobre la eterna atracción y repulsión que habita en nuestros corazones, sobre el eros y el thanatos, sobre como buscar la nada de la forma más precisa en la patética y fría madrugada madrileña, sobre esos carteles de neón que anuncian la entrada a la perdición...
Definitivamente, salvar a estas cucarachas sería una acción incoherente, más que bondadosa o vil. Así que el tío Jack (a estilete enfundado) las aplasta con su pie mientras escucha un crujido que apenas es un murmullo lastimero...
Llevo días y días dándole vueltas a dónde he escuchado yo esa voz antes. Estoy absolutamente convencido de que fue hace bastante tiempo, en algún programa de radio de madrugada, de esos con los que me quedaba dormido durante las vacaciones de verano, mucho antes de convertirme en el monstruo que soy ahora. ¿O quizá lo soñé?
Kasandra tiene una hermosa y sensual voz, educada y profesional. Una voz perfecta para presentar un programa, para dar una conferencia, para contar un cuento, para seducir a un hombre (o a una mujer)... y de repente se transforma, se vuelve salvaje y montaraz, gangosa, barriobajera, freak, arrasada por años de tabaco y vida salvaje: casi me recuerda a una yonki que me pedía veinte duros a la salida de clase, allá por los ochenta. Y no entiendo cómo segundos antes, casi me había robado el alma.
Quizá así es todo en la vida: hermoso hasta hacernos daño a la vista, y repugnante hasta la nausea. Es la eterna dualidad. La atracción y la repulsión. El amor y el odio. Lo mediocre y lo sublime...
El tío Jack tiene un compromiso con la pureza, con lo absoluto. Este blog no es puro, pero es original y ha tocado algo dentro de mi ser que pocos llegan siquiera a vislumbrar. No debería salvarlo si me atengo a mis propias normas, pero ¡qué demonios! Esa voz, aunque sólo fuera durante un momento fugitivo, me habló directamente a lo poco de humano que queda dentro de mí. He de salvarlo. Aunque luego me arrepienta.