EL BLOG DEL COLUMNISTA PSICÓPATA


Sinvergüenzas, caraduras, golfos y enchufados; vagos, indolentes, incompetentes y perezosos; corruptos, corruptores, corruptibles y corrompidos; prepotentes, avasalladores explotadores y déspotas; tramposos, embaucadores, charlatanes y mercachifles; iluminados, fundamentalistas, sectarios y fanáticos; pedantes, pretenciosos, presumidos y fatuos… sí, todos y cada uno de vosotros estáis condenados. El tío Jack no dejará títere con cabeza.







martes, 9 de marzo de 2010

Esto sólo lo arreglamos entre todos (y el tío Jack os lo vuelve a destripar).

Era lo que faltaba por llegar. De hecho, llevo varios días golpeándome la cabeza con el bloque de hormigón armado en el que afilo mis estoques por no haberlo podido prever (¡sí, PREVER y no “preveer”!) y haber dado una exclusiva cuchilleril en este blog que en tan alta estima tienen mis admiradores. Y es que era tan evidente…

Más que evidente, era cristalino: Primero la crisis no existía (¡que no!). Luego, antes casi de que existiera, ya le habían salido unos brotes verdes (en los huevos, sería). Después, lo peor ya había pasado. Y un poco más tarde, la recuperación ya se vislumbraba... ¿Y los culpables? Al principio, los avariciosos yankees, un rato después, el gobierno del bigotón vigoréxico y la panda del ladrillo… Y cuando ya nada parece poder salvar al iluminado Calomarde de la ruina en que nos ha metido (ni los maquillajes estadísticos, ni el timo ecologista, ni el haber enlosado de nuevo media España…), entonces llega el último de los recursos: Señores y señoras, ciudadanos y ciudadanas (“idiotos” e idiotas)… o esto lo arreglamos nosotros o no lo arregla nadie.

Es que me los estoy imaginando discutirlo (“Qué sí, que te digo yo que estos se lo tragan todo” “¿Y con esto duramos otros dos meses?” “¡Buá! Con esto hasta las elecciones, macho, o por lo menos, hasta el Mundial, que lo ganamos con la gorra” “¡Coño, qué buena idea!” “Le hacemos, además, una web con unos vídeos, y entre ellos se lo mandan por el Facebook y esas cosas…” “Seguro. Mis hijas están todo el día pegadas” “Y los míos”…).

Así que ya saben. La web esta dice una verdad como un templo: o esto lo arreglamos nosotros o nos esperamos al apocalipsis degustando una ración de bravas. Porque los que cobran de nuestros cada vez más elevados impuestos no piensan mover un dedo. Ni para hacer click.

Puñalada trapera con muy mala baba en el código fuente por intentar colarnos una propaganda infumable disfrazada de lagarterana.

viernes, 26 de febrero de 2010

John Cobra a la Moncloa


Estoy convencido. Ese sujeto conocido como John Cobra es el tipo que necesita este país de chichinabo. A grandes males, grandes remedios. Y los males nuestros son muy, pero que muy grandes.

Creo firmemente que este país necesita un buen chulazo que nos gobierne y nos saque del pozo en el que nos han metido el iluminado de la ceja y el gallego papanatas. Sí, ya sé que la Alemania de Hitler también pensaba lo mismo y fíjate tú. Y que los cubanos hasta se echaron a la sierra para quitarse de encima a un proxeneta metido a presidente y han acabado siendo el burdel del mundo.

Pero es que también estoy convencido de que, mucho peor, es imposible hacerlo. Y que si las cosas se van a solucionar por si solas (como espera Calomarde) o hay que esperar a que se jodan del todo (como ansía el pepero), entonces ¿qué de malo hay en poner a John Cobra a que intente algo por sus huevos?

John, en serio, si necesitas un director de campaña con instinto asesino, cuenta con este malvado matarife. O nos votan, o nos la…

martes, 23 de febrero de 2010

John Cobra for President

Puedo prometer y prometo que no era la intención de este vil sicario la de arremeter, estilete en ristre, contra la esperpéntica y sonrojante fauna televisiva con la que se divierte el populacho. Es más, si no fuera porque de vez en cuando ponen alguna serie de psicópatas malvados y sanguinarios, ya habría depositado mi aparato en algún vertedero y ocuparía mi tiempo repasando algún polvoriento curso por correspondencia de asistente de verdugo.

Pero es que no me negarán que lo del otro día en la gala de Eurovisión de TVE merece un lugar de honor en la historia de la caja tonta. Porque este sujeto, el tal John Cobra (curioso nombre para un paleto poligonero; parece sacado de una peli mala de tiros de los ochenta), ha conseguido encarnar, con una sola aparición, al nuevo icono televisivo, el ídolo de la clase baja, la cúspide de la España pedorra y trabajadora (ex…, ex trabajadora). Tanto es así, que una de las jurados (¿o se dirá ahora “una de las juradas”?), reconoció por encima de todo esta capacidad para conseguir este encuentro en la tercera fase con la esquiva audiencia. Y todo a pesar de interpretar una canción sacada de una charanga esquizoide con un estilo y unas dotes asimilables a las de un gorrino el día de San Martín. O precisamente por eso, claro.

El caso es que el amigo Cobra, de nombre John, finalizado su numerito y tras “morrear a su pava” sin pudor delante de media España (afortunadamente hay otra media que podía estar en ese momento leyendo a Schopenhauer), comienza a recibir el feedback del público presente, que sonaba a algo así como lo que debía de escuchar Curro Romero los días en los que le parecía que el toro asomaba con el gesto torcido y soplaba tramontana. Lejos de acochinarse en tablas, el amigo Cobra se nos viene arriba y, llevándose la mano a las joyas de la familia, ofrece su miembro viril para alimento de sus detractores. Y así se tira cinco minutos, exigiendo una y otra vez al respetable que cambie la saludable dieta mediterránea por salchicha poligonera.

Pero claro, John Cobra no es más un paleto soez, un barriobajero sin estudios, un subproducto del extrarradio currante y despreciable. Nada que ver con ese otro español de clase alta, licenciado, bien educado y que, bien podría haber ganado una oposición, desempeñado un cargo público e, incluso, enseñar en alguna prestigiosa universidad anglosajona… Nada que ver. ¿O sí…?