Babilonia merece su castigo

Hacía tiempo ya que ningún blog de corte político pasaba desprevenido por mi callejón. Y la verdad es que, hasta el momento, todos los que habían sido tan incautos salieron con un par de feos costurones en el costado izquierdo. Algunos llegaron a tacharme de reaccionario, como si al tío Jack le importara mucho la ideología de tanto mediocre: a mí lo que realmente me apetecía era verlos con las tripas colgando.

En cualquier caso, esta vez le ha tocado a uno de derechas. Mala suerte que haya coincidido con el día de la manifestación del PP para protestar por la dieta de De Juana Chaos, pero creo que es incluso mejor así: el fundamentalismo es siempre nocivo y termina por ser un problema, pues no deja de ser un abuso y una aberración, aunque circunstancialmente pueda defender lo que es justo (yo a este De Juana le hubiera metido por vía rectal un régimen de garbanzos con chorizo del pueblo de mi abuela, con los garbanzos sin cocer y el chorizo enterito, que dicen que alimenta más, y arreando a hacer carreteras...).

THE NEW BABYLON TIMES

A pesar de lo que les pueda parecer a algunos, bajo este nombre tan chiripitifláutico no se esconde un aspirante a suceder a Jimenez Losantos el día que resulte envenenado en antena por morderse su propia lengua. Que va. Bajo este nombre tan chisgarabís se esconde un aspirante a sustituir al que le lleva el café al becario de la ayudante de Jiménez Losantos. Sí, queridos amigos y amantes de la casquería bitacorera: hay muchos copiones del famoso locutor turolense que tira rayos láser en frecuencia modulada; y a mi juicio se pueden clasificar en mediocres, malos y nefastos. Al camarada Persio (firmante de este panfletillo de agitación ultra) ya le gustaría llegar a ser del grupo de los nefastos. Porque si hay algo que tiene este martillo de brujas rojas con cuerpo de Torrebruno llamado Federico Jiménez es que el tío no sólo sabe latín sino que lo habla con la chacha a diario, o dicho en plata: es tan sumamente culto que cuando ellos van, el no sólo ha vuelto sino que le ha dado tiempo a preparar un par de tesis doctorales sobre aspectos filológicos de la mecánica cuántica. Por eso pone tan nervioso a todo el rojerío y parte de la derechona más pusilánime. Así que aspirar a parecerse a él no sólo requiere ser tan malo y retorcido, sino que hay que haberse leído las obras completas de Cide Amete Benengeli unos cuantos cientos de veces y saberlas recitar hasta en el retrete.

Estos tiempos babilónicos no sólo se parecen a esos cartelillos tan cutres que pega por la calle Goya algún guarrete de cualquiera de las infinitas escisiones de la Falange (yo llegué a contar hasta cinco en unas elecciones municipales), sino que he tenido que rascar la pantalla para asegurarme de que no era un ejemplar auténtico.

Llegados a este punto ¿hace falta decir que el fundamento de este blog y de todas las marcianadas de las que charla es tan profundo como la teoría científica que sustenta el negocio de la bruja Lola? En los tiempos de Babilonia, por lo menos, se pecaba con gracia.

Al hoyo.