EL BLOG DEL COLUMNISTA PSICÓPATA


Sinvergüenzas, caraduras, golfos y enchufados; vagos, indolentes, incompetentes y perezosos; corruptos, corruptores, corruptibles y corrompidos; prepotentes, avasalladores explotadores y déspotas; tramposos, embaucadores, charlatanes y mercachifles; iluminados, fundamentalistas, sectarios y fanáticos; pedantes, pretenciosos, presumidos y fatuos… sí, todos y cada uno de vosotros estáis condenados. El tío Jack no dejará títere con cabeza.







viernes, 26 de febrero de 2010

John Cobra a la Moncloa


Estoy convencido. Ese sujeto conocido como John Cobra es el tipo que necesita este país de chichinabo. A grandes males, grandes remedios. Y los males nuestros son muy, pero que muy grandes.

Creo firmemente que este país necesita un buen chulazo que nos gobierne y nos saque del pozo en el que nos han metido el iluminado de la ceja y el gallego papanatas. Sí, ya sé que la Alemania de Hitler también pensaba lo mismo y fíjate tú. Y que los cubanos hasta se echaron a la sierra para quitarse de encima a un proxeneta metido a presidente y han acabado siendo el burdel del mundo.

Pero es que también estoy convencido de que, mucho peor, es imposible hacerlo. Y que si las cosas se van a solucionar por si solas (como espera Calomarde) o hay que esperar a que se jodan del todo (como ansía el pepero), entonces ¿qué de malo hay en poner a John Cobra a que intente algo por sus huevos?

John, en serio, si necesitas un director de campaña con instinto asesino, cuenta con este malvado matarife. O nos votan, o nos la…

martes, 23 de febrero de 2010

John Cobra for President

Puedo prometer y prometo que no era la intención de este vil sicario la de arremeter, estilete en ristre, contra la esperpéntica y sonrojante fauna televisiva con la que se divierte el populacho. Es más, si no fuera porque de vez en cuando ponen alguna serie de psicópatas malvados y sanguinarios, ya habría depositado mi aparato en algún vertedero y ocuparía mi tiempo repasando algún polvoriento curso por correspondencia de asistente de verdugo.

Pero es que no me negarán que lo del otro día en la gala de Eurovisión de TVE merece un lugar de honor en la historia de la caja tonta. Porque este sujeto, el tal John Cobra (curioso nombre para un paleto poligonero; parece sacado de una peli mala de tiros de los ochenta), ha conseguido encarnar, con una sola aparición, al nuevo icono televisivo, el ídolo de la clase baja, la cúspide de la España pedorra y trabajadora (ex…, ex trabajadora). Tanto es así, que una de las jurados (¿o se dirá ahora “una de las juradas”?), reconoció por encima de todo esta capacidad para conseguir este encuentro en la tercera fase con la esquiva audiencia. Y todo a pesar de interpretar una canción sacada de una charanga esquizoide con un estilo y unas dotes asimilables a las de un gorrino el día de San Martín. O precisamente por eso, claro.

El caso es que el amigo Cobra, de nombre John, finalizado su numerito y tras “morrear a su pava” sin pudor delante de media España (afortunadamente hay otra media que podía estar en ese momento leyendo a Schopenhauer), comienza a recibir el feedback del público presente, que sonaba a algo así como lo que debía de escuchar Curro Romero los días en los que le parecía que el toro asomaba con el gesto torcido y soplaba tramontana. Lejos de acochinarse en tablas, el amigo Cobra se nos viene arriba y, llevándose la mano a las joyas de la familia, ofrece su miembro viril para alimento de sus detractores. Y así se tira cinco minutos, exigiendo una y otra vez al respetable que cambie la saludable dieta mediterránea por salchicha poligonera.

Pero claro, John Cobra no es más un paleto soez, un barriobajero sin estudios, un subproducto del extrarradio currante y despreciable. Nada que ver con ese otro español de clase alta, licenciado, bien educado y que, bien podría haber ganado una oposición, desempeñado un cargo público e, incluso, enseñar en alguna prestigiosa universidad anglosajona… Nada que ver. ¿O sí…?

viernes, 19 de febrero de 2010

Telecinco y el "lingotazo"


Debió de ocurrir tal que así: un día los ejecutivos más importantes de las televisiones se reunieron en algún restaurante de esos de comida microscópica y factura estratosférica y, después de poner en común los resultados del año, se fumaron un puro y concluyeron que, efectivamente, los telespectadores pertenecen a una raza subnormal. No contentos con declarar el nuevo dogma, decidieron que, a partir de ese momento, harían todos sus esfuerzos por demostrarlo a todas horas. Y lo cierto es que no podemos negar que lo están consiguiendo.

Ayer, sin ir más lejos, ese oprobio hertziano que es la descacharrante cadena Telecinco, protagonizó un incidente cuyo visionado es capaz de ponerle los pelos de punta hasta a un verdugo bragado como el tío Jack. La cosa, resumida para quien tenga la suerte de ser alérgico a los rayos catódicos, fue algo como esto: la cadena dice sortear en directo la nada desagradable cantidad de un millón de euros en lingotes de oro del bueno. Y encima ganar esa pana no sólo no requiere hacer una oposición a registrador sino que parece tan fácil como pagar impuestos: basta con hacer una llamada o mandar un mensaje de coste insignificante y, ale, a soñar con hacerle una pedorreta al jefe… En esto que, tras una primera llamada fallida, llaman a otro de los participantes, este se pone al aparato y confirma que les ha enviado el mensaje, requisitos imprescindibles para acabar el día con mayordomo y de vecino de Ronaldo. El presentador, un ‘sobrao’ sarasa con cara de estar siempre cachondeándose hasta de las esquelas, de repente se queda más pálido que si se hubiera encontrado a una hija de Zapatero en un callejón oscuro.

Y llegados a este punto, cuando parecía que volaban los lingotes al estilo de los que trincó Stalin en el 36, Telecinco sacó un dedo anular del tamaño de las torres de la Castellana y, por arte de birlibirloque, dio el cambiazo por el equivalente a poco más de un sueldo mínimo (1.200€). Y el tipo, con la crisis que hay, más contento que unas pascuas. Soberbio. ¿Son o no son gilipollas los espectadores?

Bueno. El caso es que en este país estafar no es estafar si antes pones en un papel que lo vas a hacer delante de un notario. Y si no, échenle un vistazo a las bases del concurso y verán que las probabilidades de que alguien trinque los lingotes y sorprenda a la parienta con unas vacaciones en las Seychelles son tantas como que mañana un meteorito impacte en la cocorota de Bin Laden. Pero seguirán llamando y enviando mensajes. No pueden evitarlo.

Y es que en el fondo, que el dinero esté en manos de los listos y no de los tontos, es bastante justo. Al menos desde un punto de vista darwiniano.

Mientras tanto, cuchillada en mitad del rating a Telecinco por su poca sutileza en dar sablazos, y un par de pinchazos a traición para el presentador por no estudiarse el guión (¡carajo!, es prácticamente lo único que tiene que hacer para embolsarse en una sesión lo que un obrero en un año entero).

martes, 16 de febrero de 2010

Primera víctima: Zapatero, el nuevo Calomarde


Os había sido anunciado. Se terminó la purga de intrascendentes y moribundas bitácoras y empieza la caza mayor, la de los grandes trofeos e imponentes cornamentas, la de los cazaderos hasta el horizonte, inagotables y tan extensos como la propia red de redes. Si os gusta la casquería, esta vez os aseguro que os vais a divertir…

El nuevo Calomarde

Ya no se estudia Historia en los colegios y Universidades, sino sensacionales paridas regionalistas y chicharros infumables para “educar a los ciudadanos” en la aceptación de la mediocridad de ese país esquizofrénico y paleto. Ya no se estudia Historia, pero si se estudiara, todo el mundo convendría que Zapatero es el nuevo Calomarde.

Este país de chichinabo sólo sabe parir gobernantes faltosos que, o bien se creen infalibles o bien iluminados por la Luz del mundo. Este que nos toca ahora, es de los segundos. Pero si eso fuera todo, me guardaba yo ahora mismo mi estilete en el fajín y me iba directo a rezarle una novena a Santa Rita para que nos lo conservara hasta que, de veras, pasemos a Francia en renta per capita y descorche de espumoso.

Pero no. Es que encima el tío le echa ganas y tiene más moral que el Alcoyano. Así que, directamente salido de una Operación Triunfo, se nos hizo presidente por accidente y hasta renovó por goleada, mientras los españoles miraban al tendido y votaban con el codo, convencidos de que más valía coronar a un mediocre como ellos, que a otro gallego con ínfulas de salvador (que el último se quedó casi demasiado tiempo…).

Y en esto llegó la crisis. Justo cuando mejor pintaba, y tras cuatro años de históricas y muy esperadas reformas (como la prohibición de fumar donde haya un cartel que lo prohíba o que quien quiera fornicar con otro de su mismo sexo y que todo el mundo lo sepa, se pueda inscribir en un registro), justo cuando entrábamos en la “Champions” de los países decentes, y hasta nos habíamos comprado el Mercedes, resulta que se descubre que unos yankees avariciosos han dado unos créditos a unos indigentes para que se compraran su kely y que la pasta, en realidad, la ponía usted, yo, y la vecina antipática que nunca saluda en el ascensor. Todo esto hace que, como por arte de magia, donde antes se vendían diez pisos, ahora ya no pase ni el camión de la basura, y que vaya usted a saber si mañana su empresa ha chapado antes de que llegue usted y se ponga el primer café.

Pero claro, de esto tienen la culpa los yankees y el capullo del bigote de antes. Nuestro admirado profeta sólo ve brotes verdes y finales de túneles, y esto gracias a su plan maestro de levantar las calles de media España y cambiar las losas beige por enlosado malva. ¿Y a qué no saben quién paga otra vez la fiesta? Pues eso.

Los que tiene enfrente no le van a la zaga, no se crean. Por falta de ideas, hasta han esparcido la especie de que el tío es gafe. ¡Pero qué gafe ni qué niño muerto! Si este tío lo que tiene en el culo no es una flor, sino una sucursal entera de Interflora en pleno mes de mayo. Tanto es así, que ha convertido la suerte en su modo de vida, y aprovecha cualquier circunstancia para jugar un decimito y distraer al rebaño electoral. Ahora que si hay que montar una alianza de civilizaciones con salvajes incivilizados, luego que si la Tierra se calienta y en realidad pertenece al viento (ojo, que hay que tener mucha templanza para decir una parida como esa sin descojonarse vivo), ahora que si nos jubilaremos después de muertos, luego que si asume la presidencia europea redentoris causa para enseñar al mundo nuestro modelo de éxito (con un par)… Y de oca a oca, tiro porque me toca.

Pero lo peor de este sujeto no es que sea un incompetente (me juego una ración de chistorra a que el pepero de enfrente no le va a la zaga en eso), ni un pedante irredento, ni un ignorante de lo fundamental. Lo peor es que se han dado cuenta en el mundo de que España es, en definitiva, como él, un país que no se sabe si es de verdad o un reality show, y que nuestro “destino en lo Universal” es hacer una y otra vez, el ridículo más espantoso allá por donde vamos o, citando la expresión castiza, quedar siempre “como Cagancho en Almagro”.

Vayan, por tanto, seis feos costurones con mala uva, uno por cada año que nos ha hecho perder, y una profecía: no terminarás tu octavo año sentado en la misma silla, oh gran Calomarde. Jack dixit.

domingo, 14 de febrero de 2010

Agazapado en la oscuridad: Manifiesto de la Segunda Serie


Sinvergüenzas, caraduras, desvergonzados, golfos, frescos y enchufados; zánganos, vagos, indolentes, incompetentes, perezosos, haraganes y abúlicos; corruptos, corruptores, corruptibles y corrompidos; prepotentes, avasalladores, abusadores, explotadores y déspotas; tramposos, fulleros, embaucadores, charlatanes y mercachifles; intransigentes, iluminados, fundamentalistas, extremistas, sectarios y fanáticos; insensatos, irreflexivos, temerarios, imprudentes y alocados; pedantes, pretenciosos, presumidos, engreídos y fatuos… sí, todos y cada uno de vosotros, mancha de la Humanidad y lastre de nuestro caminar, todos estáis condenados.

Os advierto: mi estilete está de nuevo limpio y afilado para diseccionar sin miramientos las entrañas de vuestro desvergonzado proceder y exponerlas a la luz, para que sean pasto de los cuervos. Vuestro tiempo ha llegado y los días de impunidad tocan a su fin. Preparaos para la justicia de Jack, pues no habrá piedad para quien no se arrepienta y enmiende sus pecaminosas acciones de manera total, incondicional e inmediata. Mi verbo es acerado y cortante, y mis adjetivos abren heridas de las que brota a borbotones un viscoso y caliente líquido escarlata. El estilete de la humildad se hiende en la blanda carne del pecado. La sangre de la conciencia encharca los oscuros callejones de la podredumbre moral.

Aquí estoy, esperando a mi primera víctima, agazapado en la oscuridad.

sábado, 13 de febrero de 2010

JACK IS BACK!: De entre los muertos.

Sí, mis muy estimados admiradores. He vuelto.

Quizá los egipcios tenían razón y la muerte no sea el final. O puede que, tal como asegura el gran Clint Eastwood, “hace falta mucho hombre” y más que una simple emboscada para liquidar a un tipo tan malvado como el tío Jack. O quizá, sencillamente, un asesino nato como yo, no puede permanecer eternamente sin volver a deleitar sus sentidos con el acre hedor y el irrepetible escarlata de las tripas desparramadas de mis indefensas víctimas.

También es cierto que vosotros, leales seguidores de mis crímenes, os merecéis una explicación por estos casi tres largos años de ausencia. Pues ahí va: tal como contaba en mi último post, hace casi mil días que, supuestamente, un tal Villaestrada me envió un borrador de guión cinematográfico con una historia basada en mis andanzas, citándome a una reunión que resultó ser una trampa. Pues bien, he de confesar hoy, que nunca existió tal personaje. Todo aquello no fue otra cosa que un ardid literario que me permitió escapar de la obligación de salir cada noche a buscar una nueva víctima, otro mediocre bloggero al que exponerle sus pecados literarios y las entrañas putrefactas de su infame contribución a la red de redes. O dicho en plata: me aburrí. Si fuera otra cosa diferente a un psicópata sin capacidad de empatía, hasta os pediría perdón.

Y por qué he vuelto, os preguntaréis. ¿Qué falta hacía una segunda parte de lo que ya estaba muerto, enterrado y criando gusanos?

Lo sabréis mañana. Sólo os adelantaré que mis víctimas dejarán de ser vuestros absurdos, infantiles e intrascendentes blogs.

Esta vez, mi estilete está preparado para otros…

Hasta mañana, mis insignificantes seguidores.